Como ya vimos en el post anterior, la práctica del showrooming está dañando al comercio tradicional y, por eso, las tienda físicas no deben quedarse “de brazos cruzados” y tienen que aprovechar las nuevas tecnologías y la atención personal al cliente para atraerle y fidelizarle.
El momento de la verdad para un retailer sucede cuando el cliente está dentro de la tienda, en ese momento el cliente decide si comprar en la tienda física o buscar otras alternativas. Antes, el esfuerzo se centraba en atraer clientes, ahora hay que retenerlos, ya que un cliente fiel es mucho más rentable, aunque sea más costoso de conseguir.
La mayor diferencia entre la tienda física y la tienda online es la atención al cliente, la posibilidad de hablar, preguntar e interactuar con una persona real, de ahí surge la posibilidad de personalizar esa atención y hacer que el cliente compre a gusto y viva una experiencia satisfactoria, así, la sensibilidad al precio se verá reducida.
Algunas ventajas de la tienda física que el dependiente puede utilizar como argumentos de venta son: la mayor facilidad de devolución y cambio de productos y la rapidez en la compra del producto. Es decir, el dependiente puede convencer al consumidor de que si algo le gusta, por qué esperar a que se lo lleven a casa pudiéndoselo llevar puesto de la tienda.
Para combatir el showrooming es imprescindible integrar los entornos online y offline. Es necesario disponer de una página web donde informar de los productos de la tienda y de sus promociones, además, cabe la posibilidad de vender algún producto online para que clientes potenciales nos vayan conociendo.
Para aprovechar las tecnologías móviles, la tienda puede utilizar la geolocalización que permite enviar a los usuarios móviles información sobre tiendas de su interés que se encuentren localizadas cerca. Otra alternativa es crear una app que se pueda descargar en la propia tienda donde los consumidores puedan acceder a descuentos y promociones exclusivos para móviles e, incluso, comprar vía móvil los productos que están viendo en ese momento.
Otra campaña que se puede llevar a cabo, es la campaña de urgencia o escasez, es decir, vender un producto con un gran descuento sólo por pocos días o a los primeros consumidores que lleguen a la tienda. Ejemplos como el día sin IVA de MediaMarkt o la semana de ORO de El Corte Inglés, se pueden aplicar también a pequeñas y medianas empresas.
Lo que no se debe hacer nunca es intentar combatir con el cliente, el cliente no es nuestro enemigo, sino nuestra fuente de ingresos, por eso, medidas como cobrar por probarse prendas o entrar a los probadores no nos hacen ningún bien, sino lo contrario, ya que lo único que conseguiremos será un rechazo por parte del cliente, al cual habremos perdido para siempre y, además, compartirá su insatisfacción con su entorno.
En todo este proceso, lo más importante es conocer bien a nuestro público para adaptar la mejor campaña a sus gustos y necesidades y tener información siempre actualizada sobre los precios de la competencia, tanto online como offline, para saber en qué posición nos encontramos.
En resumen, se pueden implantar muchas campañas en la tienda física para atraer clientes, y una vez allí, hacer que se sientan satisfechos, sabiendo que nuestra gran ventaja es la atención personal. Juntando la atención personalizada, una campaña de captación adaptada a nuestro público y una buena integración de los entornos online y offline, podremos combatir el showrooming.